De entre todos los lugares a los que
he ido, de todas las personas ya conocidas, nunca encontré grandes diferencias,
fue como un nuevo día planeado con
anterioridad, o cielos que tal vez podrían haberse caído a pedazos, como ver el
sol , y permanecer despierto durante veinticuatro horas seguidas en completa
soledad buscando un arcoíris luego de llover, para olvidar un nostálgico
recuerdo que rompiera la agotada imagen en el espejo, un espejo intacto y
resplandeciente; Si, yo también viajaría alrededor del mundo intentando
protagonizar momentos encantados, y aunque pasara la peor miseria, mi sonrisa
seguiría intacta, es que acabo de deducir que la libertad en mi no sería
abandonada, y es que no tendría ella otra opción, pero lamentablemente, ya no
creo en cuentos de Hadas, es que a su vez, los incultos de alma me llaman
“Adulto” ahora, que es algo así como dejarse poner un gran adorno en la solapa
con tu nombre escrito en oro y diamantes y permanecer con los años pasados como
si el tiempo biológico no te tocara en la superficie, y así, es increíble todo
lo que se puede llegar a hacer por permanecer
entre “ciertas luces del día”, y también el dicho mas comunicado que es aquel
que me ubica directamente en la contradicción cuando en su expresión dice:
“Camina por la sombra”. Nadie me supo dar una sola razón acertada a todo esto,
de modo que un día se hiso tarde y llegue paso a paso a ver mi sombra posada
sobre una pared, no cambie de parecer acerca de los claros oscuros, pero entre
nosotros, me gusto también la noche, allí no era necesario amar a nadie para
triunfar, “y a esas horas”, además, podía disfrazarme de quien quisiera, tanto,
que mi mejor disfraz, lo encontré al retornar las primeras horas del día, justo
cuando despertaban otra vez las pretensiones y besaban a la ironía
apasionadamente en la boca como si dominaran el mundo, y claro!, que había
volado alto y jurado, que nunca me había sentido mejor con mi juventud y la música ya no dejaba de sonar para mí.
Justo a tiempo diría que me perdí hasta encontrarme allí, sin ningún miedo, sin
ninguna duda, y ahora sí, ninguna mentira mas, que la cruz propia de mi
religiosa manera de sentir, como sentía ya por las noches, las gotas del rocío,
mariposas durmiendo, y luciérnagas por el bosque patagónico; Una vez, hasta
llegue a temblar por amor, y a la mañana siguiente, ya no quise levantarme
temprano para permanecer arropado, y “eso” no fue un sueño.
Uno siempre está solo, pero eso no es
malo, por más que nos quieran hacer creer lo contrario, es inevitable, y cuando
esa soledad es bienvenida, se convierte en compañía del “no haberse dado
cuenta”, porque siempre te habías tenido a ti mismo.
Después no pude, no quise seguir
huyendo y me centre en mi vida, la que no fue culpa de nadie, inclusive a
veces, ni siquiera mía, y eso también lo supe, como el silencio mejor regalado,
y el mayor deseo para mi cuerpo alguna
vez, volvió a ser “Bailar”, tal vez con ropas, o tal vez desnudo, como el mayor
deseo, y deseado como el aire, otra vez, cayendo ante el día, refugiado de motivos
para pedirle perdón a mi corazón sin “palabras verdaderas”, por haber sido
muchas veces, tan Nocturno.
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