jueves, 2 de junio de 2011

El amor y los zapatos


Me dirijo al cuarto y abro el closet ya en la habitación, descubro que tengo cuatro pares de zapatos, y que a su vez, no se que hacer con ellos, como suele suceder a veces con la vida, cuando nos preguntan sobre aquellos detalles en los que no habíamos reparado ni siquiera un instante por parecernos burdos o irrelevantes, o mejor dicho, sin demasiada importancia, como esos sentimientos nuevos que se adquieren en el paso de los días, que aunque algunos de ellos no nos gusten, igualmente, nos provocan a regalarnos una sonrisa por los chistes viejos o algún viejo sueño, ya sea se halla cumplido o no, o quede figurado en una gran nube azul, como esas estelas de humo de tabaco, que se concentraban en los mas populares café de la ciudad, y que tal vez, los guardaremos para después, ya que en algún momento podríamos usarlos a nuestro favor; bueno!, algo así, serían hoy estos zapatos para mi, eso si, si tuviera que elegir entre alguno de ellos, no sabría decir con cual me quedaría, porque cada uno dice algo de mi, en realidad, muestran lo que yo permito ante los ojos de la gente, en un juego donde observar podría resultar muy provechoso; de vez en cuando hago que sobren las cosas, que desaparezcan los principios que no tienen fin y abro bien los ojos, y para ello, es que los poseo, pero otras, solo quiero ser “yo mismo”, en ese caso, caminaría descalzo por ejemplo, así, mi vida volvería a enamorarse todos los días, y una calida lluvia de verano me endulzaría los Pasos porque no lo necesitaría realmente, es que ante mis ojos muchos se han ofrendado, y a decir verdad, he tenido suerte, limitada muchas veces, pero la he tenido.
Si alguien quisiera entregarme su corazón y fuera correspondido, en ese caso, utilizaría los zapatos de vestir, formales, serios, altivos y con un dejo de soberbia, y en esta ultima, para que sepa también, a lo que realmente se enfrenta y cuales podrían ser sus consecuencias, las buenas, y las malas, recordando claro a los audaces, que solo buscaban algún hechizo de luna, calzados en su par de zapatos deportivos, y nunca dejando de lado a los apasionados pero fugaces, dentro de sus encantadores calzados “elegante Sport”.
Un amor loco y apasionado, un juramento, un baño dentro del río bajo esa luna, una comparsa y carnavales, y un beso taciturno robándote el aliento, y junto al viento, de su mano; Recuerdo que un día como ese, llevaba puesto en mis pies , unas botas baquianas de gamuza marrón de ¾ de alto, con punta redondeada y algo de taco en su talón, resultando ideales a mi empeine desarrollado y a la firmeza que este tipo de material le brindaba a mi decidido caminar , marcando bien el paso y creando la estrecha postura para que mi frente siempre se mantuviera en alto, a lo cual mi columna arqueada, estuvo muy agradecida. Aun las conservo, y las uso, no tanto como desearía por la timidez que me caracteriza y por el dificultoso asfaltado citadino debo reconocer, y es por eso que para y por placer propio, ellas se conservan, ¿Cómo decir?, ya lo sé, “Como Nuevas”.
Y la sonrisa de un ángel estuvo a mi lado, y estará a mi lado, aunque no se si pueda decir para siempre porque eso, ya, “no lo se”, y confieso sea eso, lo que mas me divierte, aunque todo esto y vuelvo a repetir, limitada muchas veces, pero la he tenido, fue una suerte saber donde detenerme, y no a descansar, sino a descalzarme, porque si bien podría ser cierta esta Vana teoría en la que un calzado podría definirnos como individuos, jamás dejamos de ser nosotros mismos, los que nos definimos como personas despertando en otros brazos, siendo así, como elegir por ejemplo…¿Qué calzado llevar puesto hoy?.

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Participacion en Antologia

Participacion en Antologia
Obras: Aqui , Sonrie.

COMPLICE PUDOR

HAS PENSADO ... ¿CUANTAS LUNAS AZULES DARIAN TUS OJOS POR UNA DE LAS ESTRELLAS EN MI MIRADA? ... PUES SI, SIENTES QUE LA RESPUESTA ES EVIDENTE, Y CUANDO AMANEZCA EL CANTO DE LAS AVES ABRIGADO EN TUS BRAZOS, NO ME DEJARAS SONREIR, OCULTARAS LA FELICIDAD DEL CUERPO ATRAPANDOLA CON TUS BESOS EGOISTAS ... DE DELIRIO Y AMAPOLAS ... Y NO TE LO DIRE, ¡YA SABES DEMASIADO!