No olvides hacer la cama

-No olvides hacer la cama-, inesperadamente podrían presentarse visitas, que en su detallada curiosidad, tal vez quisieran saber algo más de ti, y en secreto, podrían adivinarlo.

Las personas como yo, no necesitamos de hombres o mujeres de fino estirpe, y así como mutamos constantemente, las miradas de quienes nos aman reclamaran finalmente la llegada de un héroe a nuestras vidas, sin que hallamos deseado jamás el pedestal donde nos coronaron sin permiso, bajo el nombre de aquellos que “vivimos una vida religiosa, simple y pura”, (sin evocar, claro está, ninguna religión creada por el hombre), que descubriendo esta fantasía ante los cuatro signos cardinales, develara sin perdón alguno, la verdad mas expuesta de todas, la que nos moviliza y ampara en cada tacto, en cada gota de lluvia que rose la piel deseada y fragante de primaveras, como canto de Alondras, como el llanto indefenso por querer nutrirse el recién nacido.

Invitar al misterio no es una prohibición, sin embargo, formara parte del juego en donde las formas no tomaran partido, sino hasta mas tarde, podrás leer, disfrutar de largas caminatas, y serás obsequio de abrazos en mas de una ocasión, veras que en la oportunidad, también existe la elección, y sin apuro en la calma, recordaras la juventud sin edades, como néctar divino posado en los rostros, como reflejos inmersos en baños de fresas.

Nos han juzgado devoradores, por sentarnos solos bajo la sombra de un Sauce y no temer de “Nuestras oscuridades”, como un buen vino, y en consecuencia, obtuvimos una arrogancia justificada, ya que al igual que algunos otros, yo no me arrepiento de nada.

No buscamos que nos hagan sentir, nunca fue esa la intención, sino buscar nuestro hogar en una palabra, gesto o epifanía, como parecido a un paraíso, pero sin pétalos de alguna flor por el suelo.

Aliviarse de esos días, calidos como verano, parecido se encarna a apreciar el momento, los buenos gestos que acompañan a los lados de uno pueden observarse, y el compás de las manos mide en atrevimiento la capacidad, de la “No Consecuencia”; Será tu memoria la que hará eco entonces de las sensaciones, como siempre, y ya el resto se tornara poco importante, como un todo, como la nada, sabrás como los tornados y huracanes fueron devueltos a la sangre,  como se logro al fin, la fiel templanza, y te recostaras tarde aunque nuevamente, una vez mas, sobre el velo destapado de abrigos invernales recordando que era así, que era ella, tu propia alma.