HACE UN TIEMPO ATRAS ...

Lo había dejado todo, había abandonado mis manos, mis pensamientos y mis sueños de volar libre entre las páginas en blanco de mis ilusiones, había conseguido un trabajo y una vida ordinaria, una muy buena vida de hecho, eso me bastaba por el momento, creía que me conformaba, aunque por dentro todos los días me sentía un poco mas vacio, al caminar, al reír, al tener una vida asegurada y predecible, y sin querer, comencé a dejar de pensar en lo que el mundo, lo que yo creía mundo, quería para mí, me desperté de repente una noche cualquiera por la madrugada, y tuve que escribir otra vez, tenía que hacerlo, aunque los demás creyeran que esto no servía de nada, que no me serviría para tener un techo, un plato de comida, una vida decente, y ya no me importo, nada era tan grato como dejar que ese peso de los hombros aterrizara otra vez sobre la inmaculada resma allí en la penumbra, al día siguiente, renuncie a mi trabajo y me fui, anduve por incontables lados como por arte de magia, manejado por el mismo azar, mi piel recupero su verdadera edad, y ya nunca, pero nunca, volví a dudar, convine lo bueno y lo malo de mi corta vida, y por primera vez obtuve mi propio equilibrio, mi propio Ying-Yang, porque al fin de cada historia, nadie más que uno mismo, es quien elige el perfecto final.