-Tac, tac, tac-, La máquina de coser sigue tallando, sus canosos y rizados cabellos brillan con un romántico tono gris gracias a la luz de los veladores en la sala.
-Tac, tac, tac-, La mesa tambalea un poco esta vez, y sus manos se alejan de allí dejando caer su alianza en un resplandor.
-Tac, tac-, Su dulce rostro cae hacia atrás con su sonrisa temple adornada.
-¡Tac!-, Su corazón se detiene, arroja el pie a un abismo, y todo se vuelve silencio.
Fin.
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