La respiración es
un arte, como es un arte el mundo, sentirla…algo indescriptible.
Colmadora de
energías, finalizadora de guerras, razón de vida misma; No hay razón para no
excitarse, para no dejarse demorado donde se quiere, la vista es amplia y el
paisaje basto e irreductible, como Ángeles desnudos y hadas danzantes, como
preguntas, como ¿que seria del mundo?, si enfrentados unos a otros, los amantes
y viceversa se dijeran la verdad, tal vez ya no se sentirían solas las ciudades
o quizás, quedarían habitadas por ellos, que siempre “han estado sin estar” y a
su merced las estaciones, mientras la vejez en los corazones llegara sin prisa
sino hasta el ultimo sueño feliz, en su felicidad, fresca como el agua, como el
viento sobre la piel, como las manos sobre la corteza de un árbol, sobre la
arena…los pies descalzos, siempre verano, y en invierno, el cobijo de los
abrazos, de quienes provengan no importaría en realidad, lo importante, es la espera hasta salir el
sol, poder caminar, poder ver ese regalo, la cantidad de caminos, de diluvios y
fogatas que el olvido ha dejado atrás.
Ahora vuelve a
respirar, llénate de fragancias que ganar confianza…también es sentir, que una
roca construye casas, y el cuerpo, es el verdadero hogar.
No hubo razón sin
confusiones y fue así que fuiste humano, perdido si uno en más de una osadía lo
decidió, cuando la nostalgia al fin de
cada cuento te ha devuelto siempre, siempre, con el éxito de lo aprendido, lo fundamental en
quien vivió sino para respirar.
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